Cortegada: una isla con historia y naturaleza
La parroquia de Santiago de Carril pertenece al ayuntamiento de Vilagarcía de Arousa. Su histórico puerto, vinculado comercialmente durante los siglos XVII al XIX a la ciudad de Santiago de Compostela, fue punto de partida de la emigración gallega a América. Frente a él y a poca distancia de la costa, los peregrinos pueden deleitarse con la perspectiva arbórea de Cortegada.
La isla está situada en la desembocadura del río Ulla, al norte de la Ría de Arousa, y forma un archipiélago con las islas menores de Las Malveiras y Las Briñas. En tiempos pasados albergó un lazareto y estuvo habitada por colonos hasta 1910.
En este momento, la isla fue donada al rey Alfonso XIII por suscripción popular, con el objeto de que se edificase en ella la residencia estival del monarca. Sin embargo, esta nunca llegó a construirse, ya que el Borbón se decantó por el Palacio de la Magdalena en Santander.

Islas Malveiras.
La historia de esta isla está íntimamente ligada a la tradición marítima Jacobea. La isla de Cortegada fue ya mencionada por el escritor latino, científico y militar Gayo Plinio Cecilio Segundo, conocido como Plinio el Viejo, en el siglo I. Este la bautizó con el patronímico de Corticata, en la descripción geográfica que hace de la costa gallega en el libro IV de su Historia Natural, junto con Ons (Aunios) y Cíes (Islas Sicas).
Desde agosto de 2007, la Isla forma parte del Parque Natural de las Islas Atlánticas Gallegas junto con Cíes, Ons y Sálvora. De su amplio valor ecológico cabe destacar el bosque de laurel, considerado por los expertos el mayor de Europa.
Entre la Isla y la costa de Carril existe un canal de 189 metros de ancho, que tiene como fondo un enorme banco de arena convertido desde comienzos del siglo pasado en parques o viveros de marisco. En él se cultiva para su comercialización la almeja y el berberecho.
Los discípulos de Santiago el Mayor, Teodoro y Anastasio, trasladaron los restos del Apóstol en barca desde Jaffa, el antiguo puerto de Jerusalén, hasta llegar a Galicia atravesando la ría de Arousa, el río Ulla y el Sar. Desembaron en el puerto fluvial de Padrón, y caminaron posteriormente tierra adentro para dar sepultura al Apóstol en lo que hoy se conoce como Santiago de Compostela.
Para la tradición Jacobea, Cortegada y la Ría de Arousa son de gran importancia por formar parte de la Ruta Marítima de la Translatio relatada en el libro III del Códice Calixtino. Cortegada tiene una larga historia y es uno de los imprescindibles de la naturaleza de Galicia.
¿Cómo llegar a Cortegada?
El peregrino que desee visitar la isla de Cortegada debe hacerlo en barco. Bien con su propia embarcación, previa autorización administrativa del Parque de las Islas Atlánticas, o bien contratando uno de los servicios de transporte que ofrecen diversas empresas privadas en el puerto de Carril o en los distintos puertos próximos de la ría.
Las aguas que rodean Cortegada son de muy poco calado, por lo que las horas para viajar tpor mar hasta la isla son muy concretas y están condicionadas por las mareas. El viaje desde el puerto de Carril a Cortegada es de 5 minutos.
Cuando la marea es muy baja se puede llegar andando por el Camino del Carro, un camino entre piedras que une de manera natural el islote con el continente. Sin embargo, esto suele molestar a los mariscadores que tienen en las aguas de la Ría sus campos de cultivo de almejas.

Cortegada con la marea baja.
Una excelente opción para visitar a pie los parques de cultivo del marisco, es integrándose en una de las visitas guiadas de la asociación de mariscadoras AMARCARRIL. Esta asociación tiene como objetivo divulgar las actividades del marisqueo entre los peregrinos, escolares y turistas en general. Las empresas de transporte a la Isla de Cortegada pueden facilitar el contacto de esta asociación.
¿Qué ver en la isla?
Al llegar a Cortegada, el peregrino encuentra el centro de recepción de visitantes, donde en unos paneles informativos se ofrece información de interés. La isla puede recorrerse siguiendo dos rutas circulares que parten desde las ruinas de la ermita de la Virgen de los Milagros.
La primera ruta rodea toda la isla, mientras que la segunda llega hasta la mitad y después la atraviesa por el centro. Esta última cruza por el interior del bosque de laurel y los restos de una antigua aldea que estuvo habitada hasta que la isla fue donada al rey Alfonso XIII.
La ermita de la Virgen de los Milagros
En la Edad Media, el rey Alfonso II donó una iglesia a la isla de Cortegada que se dedicó a conmemorar a la Virgen de los Milagros. Durante los siglos XIV y XV, el templo fue foco de grandes peregrinaciones que acudían hasta allí por sus propiedades curativas para pedir el fin de la peste negra.

Ermita y cruceiro de Cortegada.
En el año 1526, un grupo de gentes se estableció en la isla y los restos del poblado aún pueden visitarse. Con el tiempo construyeron un hospital, junto a la ermita de la Virgen de los Milagros. En el año 1652, decidieron trasladar ambos edificios junto al muelle para evitar los contagios.
Sobre la puerta de la ermita se puede apreciar el escudo de don Fernando de Andrade y Sotomayor. Este Arzobispo de Santiago de Compostela fue quien ordenó la reubicación del templo. Frente a los restos de la capilla se alza un cruceiro que data de finales del siglo XVIII.
El bosque de laurel
La localización de Cortegada en la Ría de Arousa dota a la isla del clima y las condiciones idóneas para el crecimiento del bosque de laurel más grande de toda Europa. Ocupa dos hectáreas y media, más de la mitad de la superficie total de Cortegada. Algunos de sus ejemplares alcanzan una altura de 13 metros.
Cuando la isla estaba poblada, su mayor parte estaba cubierta de campos de cultivo. Sin embargo, al donar Cortegada a la corona, sus colonos tuvieron que abandonarla y la vegetación pudo crecer y hacerse dueña del espacio.

Bosque de laurel de Cortegada. Foto: Illas Atlánticas
Las islas Malveiras
Frente a Cortegada se encuentran dos pequeñas islas: la isla Malveira Grande y Malveira Chica. Junto a Cortegada forman un pequeño archipiélago. La cima de la Malveira Chica está coronada por una cruz de piedra. Las pequeñas islas no pueden visitarse, pero su proximidad a Cortegada nos permite deleitarnos contemplándolas.