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Catedral de Burgos estilo gótico

El arte gótico a través del Camino de Santiago

El gótico surge a finales del siglo XII en el norte de Francia y se desarrolla en Europa durante el XIII, XIV y XV. A la Península Ibérica llega de manera tardía, ya que el arte románico se encontraba en su máximo esplendor. Tendrán que pasar más de 100 años para que el gótico se adentre en Hispania y se empiece a utilizar como estilo artístico.

El devenir histórico de la época y la cristalización del Camino de Santiago, permitió la expansión de la cultura y mentalidad europea por el territorio peninsular. La sociedad hispana empezó a poner en duda los valores impuestos por el feudalismo. Este cambio se reflejó sobre todo en el arte, que empezó a desligarse de la pura tradición cristiana y dio paso a lo ostentoso y superficial.

En el s. XII, la Península Ibérica estaba fragmentada. En el norte se asentaban los reinos cristianos, mientras que en el sur aún resistía el Islam. Los siglos del gótico estarán marcados por la Reconquista.

El arte gótico no llega a la península hasta el s. XIII. En este momento, el territorio estaba dividido entre el Reino de Portugal, la Corona de Castilla, el Reino de Navarra, la Corona de Aragón y el Reino Nazarí de Granda. La Reconquista no se terminará hasta el año 1492 con la recuperación de Granada y la expulsión definitiva de musulmanes y judíos.

El origen del arte gótico

El gótico surge en el norte de Francia y es considerado el último arte de la Edad Media. La Basílica de la Abadía Real de Saint Denis es considerada el primer ejemplo arquitectónico de este estilo.

Nace como un movimiento religioso que combina la tradición cristiana con el placer por lo terrenal y el refinamiento del arte. La arquitectura gótica se caracteriza por la verticalidad y la luz. En el s. XII se fomenta el desarrollo de las ciudades, aparece la clase social de la burguesía y la catedral se convierte en la máxima representación del gótico.

La arquitectura gótica en la Península

El estilo artístico que surge en Francia llega a la Península de la mano del rey Fernando III de Castilla. Desde los años 30 del siglo XIII, Hispania empieza a construir algunos monumentos arquitectónicos como la Catedral de Burgos y la de León, que siguen el más puro estilo gótico.

Catedral de León.

Catedral de León.

Durante el siglo XIV, se continúa con la construcción de las catedrales que se habían iniciado anteriormente y se construyen nuevos templos, como la Catedral de Palencia. En esta época, el gótico se vuelve protagonista de las construcciones civiles. En ellas se evidenciaba la riqueza de la ciudad y de la nueva clase social.

En el siglo XV, las construcciones que siguen el estilo gótico se vuelven más complejas. Se simplifican las plantas y se estrechan los soportes, pero las bóvedas se vuelven más sofisticadas y aumenta la decoración.

La escultura y la pintura gótica

En un principio, la escultura del arte gótico estaba muy ligada a la decoración de las catedrales. Las portadas se convierten en las grandes protagonistas con complejos conjuntos escultóricos que se inspiran de las obras creadas en Francia.

Sin embargo, la escultura evoluciona y adopta un carácter más narrativo, abriéndose a nuevos temas y relatos. Se empieza a representar la vida de los santos. A partir del s. XV surgen artistas de renombre que aportan a la escultura un estilo personal reconocible, como es el caso de Johan Lome de Tournai en la Catedral de Pamplona.

En este periodo artístico, la escultura exenta de los muros se dedica sobre todo a la representación del Cristo crucificado y la Virgen con el Niño. Estas figuras presentan un mayor realismo y expresividad, dejando atrás el hieratismo de la escultura románica.

Cristo de las Batallas de la Catedral de Palencia

Cristo de las Batallas de la Catedral de Palencia.

En cuanto a la pintura gótica, continúa utilizándose en el interior de las iglesias. Sin embargo, el protagonismo de las vidrieras redujo el espacio dedicado a la pintura mural. Durante el s. XIV, la influencia italiana penetra en la península a través de las zonas costeras y junto a las características francesas impulsa un estilo muy particular, con el dorado y la suntuosidad como protagonistas.

A mediados del siglo XV, la pintura flamenca llega a la península e introduce la técnica del óleo en Hispania. La temática religiosa continúa predominando. A lo largo del Camino de Santiago, destaca en Aragón la figura de Bartolomé Bermejo. Su obra ‘Santo Domingo de Silos’ es una de las más representativas de este estilo y actualmente se encuentra en el Museo del Prado de Madrid.

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