La sillería del coro y los retablos de San Martiño Pinario
La sillería de los coros y los retablos son uno de los complementos más llamativos y preciados en los templos religiosos. Ambos tienen una funcionalidad decorativa, pero también un objetivo docente y devoto.
En la iglesia del monasterio de San Martiño Pinario destacan tanto la sillería de su coro como la gran colección de retablos que acoge. La iglesia data de 1590, pero la decoración interior es posterior. A lo largo de los años, la orden religiosa fue contratando los servicios de varios escultores para terminar de decorar la iglesia.
La sillería del coro
La vida benedictina es una vida de oración que adopta numerosas formas y puede llevarse a cabo en todos los espacios. Sin embargo, el oficio monástico implica un encuentro con la comunidad. Es por esto, por lo que los monjes necesitan un espacio dentro del templo que permita, de forma jerarquizada, alternar las antífonas y salmos: el coro.

Coro de San Martiño Pinario. Foto: Santiago Turismo.
El coro de San Martiño Pinario se localiza detrás del altar, dejando libre el resto del templo para el paso de fieles y peregrinos. Representa uno de los mejores ejemplos de Galicia y ocupa un lugar destacado en la comunidad.
En el año 1639, los monjes benedictinos contrataron al escultor gallego Mateo de Prado para que elaborase la sillería del coro de su iglesia. La sillería está ejecutada en madera de nogal y en los respaldos acoge tres temáticas distintas.
La sillería baja acoge 35 representaciones de la vida de la Virgen María. Los pasajes representados agotan prácticamente todas las referencias que se hacen a ella e invita a una plegaria interior.

Relieves de la sillería: La natividad de María y La Anunciación.
En las sillas altas, se representan a 49 santos, los apóstoles y fundadores, obispos y monjes benedictinos. Estos personajes son los más destacados del santoral y se presentan como una imagen del cielo a pequeña escala.
La tercera temática se encuentra en el guardapolvo y representa la vida de San Benito, el fundador de la orden benedictina. Para los monjes es una especie de espejo en el que mirarse para seguir sus pasos.
La obra de Mateo de Prado recibió algunos añadidos posteriores. Al programa escultórico se sumó la representación de la Inmaculada, algunas tallas de ángeles y escenas musicales. Además, la imagen celestial del coro se completa con los órganos que se sitúan enfrentados a los sitiales.

Órganos del coro. Foto: Santiago Turismo.
Los retablos de la iglesia
El conjunto de retablos que acoge San Martiño Pinario es un referente para la historia de los retablos gallegos. Todos datan de entre los siglos XVIII y XIX, y en ellos se ve reflejada una función de desarrollo de la acción religiosa.
Los retablos buscaban captar la atención de los fieles e inculcarles a través de sus tallas las enseñanzas religiosas. En 1730, se inició la ejecución del retablo del altar mayor. Esta es una pieza única de estilo barroco diseñada por Fernando Casas Novoa y creada por Diego de Romay.
Es concebido como un retablo bifronte que puede apreciarse tanto desde la nave de la iglesia como desde el coro. Acoge numerosas representaciones heráldicas y angelicales. El centro está flanqueado por las imágenes de Santiago Apóstol y San Millán de la Cogolla en la batalla de Simancas.
El templete cobija las imágenes de San Martín en el anverso y la de San José en el reverso. El conjunto se corona con la imagen de San Martín partiendo su capa y compartiéndola con un pobre.

Retablo Mayor de San Martiño Pinario. Foto: Santiago Turismo.
La iglesia cuenta con varias capillas laterales que se comunican entre sí y algunas de ellas poseen un retablo propio. Destacan el retablo de la capilla del Socorro, el de San Escolástica y el del Cristo de la Paciencia. El retablo de San Bieito y el retablo de la Virgen Inglesa cierran los frontispicios del crucero.