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Torres de Oeste. Foto: Turismo Rías Baixas

Las Torres de Oeste

A 38 kilómetros de Santiago de Compostela, en el municipio de Catoira, se yerguen imponentes las ruinas de las Torres de Oeste. Fueron mandadas construir por el arzobispo Gelmírez en el s. XII, para frenar las expediciones normandas y sarracenas que se dirigían hacia Santiago.

Las dos torres situadas cerca de la desembocadura del río Ulla, pertenecieron a la antigua fortaleza de Castellum Honesti. Un recinto que se decidió construir tras el descubrimiento de los restos del apóstol Santiago. Con el paso del tiempo, el complejo amurallado llegó a estar conformado por siete torres defensivas.

En el s. XVII la fortaleza sirvió como defensa contra los ataques ingleses, pero posteriormente fue abandonada. El descuido del complejo provocó su deterioro y actualmente solo quedan en pie parte de dos de las torres. Sin embargo, en sus ruinas puede apreciarse su robusta e imponente figura. Las Torres de Oeste fueron declaradas Monumento Nacional.

Junto a una de las torres se encuentran los restos de una ermita prerrománica que data también del s. XII. El arzobispo Diego Gelmírez la mandó construir en honor al apóstol Santiago. Actualmente, el primer domingo de agosto, se celebra a sus pies la Romería Vikinga. Un festejo que recuerda el saqueo de los guerreros normandos sobre los pueblos de la costa de la ría de Arousa.

El municipio de Catoira

El origen del pueblo de Catoira se remonta al s. II a. C., como demuestran los restos de cerámicas y armas de bronce que se han encontrado en sus inmediaciones. La posición estratégica del lugar, vía de acceso a los pueblos del interior de la ría de Arousa, hizo que se convirtiera en un importante puerto comercial.

En el s. IX, el rey Alfonso III mandó reconstruir la primera fortaleza de Catoira. Los restos del apóstol Santiago ya se habían descubierto y quiso proteger primero el territorio de Iria Flavia y después el de Compostela.

En la historia de Santiago, se refiere a las Torres de Oeste como “llave y sello de Galicia”. Su uso defensivo y protector contra la incursiones extranjeras fue lo que llevó a referirse a ellas de esta manera.

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