San Martiño Pinario al servicio del peregrino
El monasterio de San Martiño Pinario estuvo ligado desde su origen al culto del apóstol Santiago y a la tradición jacobea. Por ello, no es de extrañar que dedicase parte de sus servicios al bienestar de los peregrinos que llegaban a sus puertas.
Desde finales del siglo XVI, en el monasterio existió una botica que siempre estuvo a cargo de un monje de la comunidad. En su origen, solo asistía cuidados a los monjes y personal del monasterio.
Sin embargo, San Martiño siempre tuvo considerables presupuestos para limosnas y prestó especial servicio a los romeros. Por ello, no es de extrañar que la botica también dedicara sus esfuerzos a cuidar a los peregrinos y pobres que lo necesitasen.
El monasterio contaba con su propia huerta y en ella cultivaban algunas plantas medicinales que servían de remedio. El boticario accedía al puesto a través de un examen presencial frente al tribunal del Protomedicato, una institución que data de la época de los Reyes Católicos.

Reconstrucción de la botica. Foto: Espacio cultural SMP.
Los aspirantes ingresaban en el monasterio entre los catorce y veinte años y no se podían presentar al examen hasta los veinticinco. A los boticarios se les exigía saber latín, haber practicado durante cuatro años bajo la supervisión de un maestro aprobado y cumplir cuestiones de limpieza de sangre.
La botica de San Martiño Pinario formó a numerosos monjes que acabaron prestando servicios en centros monacales. Sin embargo, también instruyó a boticarios que ejercieron en boticas civiles, como la del Hospital de los Reyes Católicos de Santiago.
El Hospital Real se construyó a principios del siglo XVI y prestó especial atención a los peregrinos que llegaban a Santiago de Compostela por el Camino de Santiago. A lo largo de la Ruta Jacobea existieron numerosos centros sanitarios que contaron con su propia botica, por lo que las enseñanzas que se impartían en San Martiño Pinario pudieron beneficiar a miles de romeros a lo largo de los siglos.
En la actualidad, el museo del monasterio acoge una reconstrucción de lo que pudo ser la botica. Además, se conservan utensilios originales en los que los monjes guardaban los ungüentos que obtenían de la destilación de plantas.